El rumbo
¿A dónde vamos con tanta prisa? ¿De qué huyen? Muchas dudas, pocas certezas del nuevo pleito. La vida pasa a pasos gigantes, pero peor hacerla correr sin preguntarle.
Claro, entiendo que muchos le perdieron la cuadratura; aún será peor cuando no nos quede ni su recuerdo. Los impávidos nunca terminaron una traza, más bien la desmoldearon; hoy se deprimen.
¿Qué tristeza tanta velocidad ajena? El ser que quiere ser, para al fin no ser nada. Aquellos que soñamos al ritmo de los sueños, extendamos nuestras manos para esos que nunca descansan su corazón.
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